Ficha técnica
Título: Fermín
Fecha de estreno: 24 de abril de 2014
(Argentina)
Directores: Oliver Kolker y Hernán Findling
Guión: Oliver Kolker
Duración: 109 min
Productores: Oliver Kolker, Hernán Findling
y Oren Dobronsky
Reparto: Héctor Alterio, Gastón Pauls,
Antonella Costa, Emilio Disi, Luciano Cáceres, Rodrigo Pedreira, Dalma
Maradona, Luis Ziembrowsky.
Director de Fotografía: Claudio Beiza
Dirección de Arte: Sandra Urcovich
Música: Lisandro Adrover
Fermín es una de
las ficciones vinculadas con el mundo tanguero más actuales.
Según describe
Ezequiel Boetti[1],
“el film está centrado en Fermín Turdera (Héctor Alterio), un milonguero de la
vieja guardia cuya ancianidad lo encuentra empastillado hasta la médula en un
neuropsiquiátrico público. La situación cambia con la llegada del doctor
Kaufman (Gastón Pauls), quien no sólo descubrirá que el vocabulario del
paciente está compuesto únicamente por frases de distintos tangos, sino que le
arrastrará el ala a su nieta y única visita, la también tanguera Eva (Antonella
Costa). Dos razones más que suficientes para que comience una investigación
sobre el ritmo rioplatense.”
La cantidad de temas
que se abordan me hace pensar en Assassination
tango, película de Robert Duvall, en la que también hay referencias a la
dictadura, mientras se hace un recorrido por las milongas porteñas. Y surge la
pregunta: ¿por qué es tan difícil para los realizadores de un film atravesado
por el tango profundizar en él sin necesidad de dar cuenta de tantos temas y
tan complejos de la historia argentina? Como espectadora, quedé mareada entre
tanto hospital de salud mental, referencias a la dictadura y a los desaparecidos,
milongas y prácticas urbanas, la historia de Fermín en los años 40 y su
presente, la infancia del médico, la historia de amor entre la nieta y el
psiquiatra, etc.
Por esta razón, voy a centrarme en este disparador:
¿qué espacio simbólico ocupa el tango danza en esta película? En este
sentido, creo que es pertinente la frase de Tarkovsky: “Como el artista es
quien recoge en mayor plenitud su época y su mundo, se convierte en la voz de
quienes no están en condiciones de reflejar y de expresar su relación con la
realidad. En este sentido, el artista es realmente la voz del pueblo. Y por eso
también está llamado a servir a su talento y a su pueblo.”[2]
Por un lado, el tango danza se plantea como un espacio de
competencia entre parejas profesionales, y también cobra mucho protagonismo el
vínculo entre el violento Faustino y su compañera de baile y novia Eva.
Considero que es positivo
plantear la complejidad entre los miembros de una pareja de tango ya que, en
muchos casos –por no decir todos-, se trata de una relación problemática, pero
en esta historia está demasiado exacerbada la agresividad de él, casi
caricaturesco.
Las características de Faustino son
las siguientes:
·
maltrata a su pareja verbal y físicamente;
·
es infiel;
·
es cobarde, ya que decide no realizar la
exhibición de baile porque justo antes se había presentado Chicho Frúmboli y se
sentía intimidado;
·
siempre se muestra irritable;
·
es posesivo y cosifica a su pareja, ya que
cuando el personaje de Gastón Pauls la abraza mucho a Eva, él dice: “Ésta es
mía”.
Creo que hubiera sido mucho más
interesante matizar a este personaje y no caracterizarlo como “el más malo de
los malos”, para así presentar una relación más humana, más compleja. Por
ejemplo, en una milonga, Faustino invita al médico a una exhibición en la que
se va a presentar junto a Eva, y él dice: “Si querés ver bailar buen tango, el
mes que viene hago una exhibición”. “Ah, sí, hacemos” corrige Eva. “Bueno,
hacemos” expresa él. Hay tensiones propias de cada pareja de baile. Hasta no
hace tanto, cuando se presentaba una pareja de tango, sólo se nombraba al
hombre. Si bien eso ha cambiado muchísimo, creo que es positivo que se reflejen
tensiones propias de cada pareja profesional como la cuestión de los egos.
En este sentido, creo que es muy
interesante The tango lesson, el film
de Sally Potter, en el que existe una relación de poder entre los miembros de
la pareja (Pablo logra ejercer cierto dominio sobre Sally), pero está mucho
mejor lograda esa trama.
Por otra parte, quiero rescatar
algunas escenas que considero muy acertadas, que en general no se cuentan ni en
documentales ni en ficciones tangueras:
·
Eva cambiándose con un vestuario impactante y
maquillándose para audicionar, en un decadente baño de un hospital mental, con
la incomodidad que eso implica. Ese contraste es muy real, ya que muchas veces
las bailarinas debemos estar impecables y ponen a nuestra disposición un
depósito oscuro y sucio para que nos vistamos.
·
La milonga como el mundo al revés y como lugar
de pertenencia, ya que el psiquiatra se encuentra de casualidad con un paciente
(representado por Carlos Copello), y advierte que en la milonga él es un
seductor, en contraste con la imagen en el marco de un tratamiento de salud
mental. Se trata de invertir los roles.
·
Emilio Disy es impecable en su rol de milonguero
experimentado en el pasado (“Cienpiés”). La casa de este personaje no podría
ser más perfecta, ya que muchas veces ambientan los espacios tangueros actuales
cual conventillos.
·
Bailar tango también está asociado a la ternura,
ya que el tango que bailan al final abuelo y nieta es delicioso.
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