lunes, 24 de octubre de 2011

¿Qué onda con los que condenan al lunfardo actual? Reflexiones sobre El lunfardo callejero, obra de Marcelo Oliveri, editada en el 2005.


Cayó en mis manos el libro de uno de los pocos investigadores sobre el lunfardo actual, Marcelo Oliveri, y oh sorpresa, me encontré con frases como ésta: “Analizando el lenguaje o el ‘lunfardo’ callejero son pocas las palabras que tienen una etimología o un origen definido. La mayor parte de esas expresiones hasta en algunos casos resultan groseras y caen en los lugares más bajos y comunes. Pertenecen al mundo marginal y promiscuo.”
Lo primero que percibo es que el autor no puede evitar emitir juicios de valor sobre este fenómeno del habla. ¿Por qué afirma que la mayor parte del lunfardo actual pertenece a la marginalidad si podemos escuchar expresiones como “estar sacado”, “hasta las manos”, “merca”, “birra”, de manera extendida en muchos sectores de la sociedad?
Cada vez que pienso en el lunfardo, pienso en la irrefrenable creatividad y ocurrencia de los hablantes.
Prosigue Oliveri: “Conjuntos como Viejas Locas, Intoxicados, 2 Minutos, La Renga, Almafuerte, Los Piojos, Los Gardelitos, Sumo y hasta el mismísimo Charly García incluyen en sus letras estos términos que los jóvenes sin darse cuenta incorporan a su empobrecido vocabulario”.
¿Para qué hablar de “empobrecido vocabulario”? ¿Por qué no mejor, en lugar de juzgar, reflexionamos sobre el fenómeno y su carácter colectivo?
Continuando con el tono reaccionario, Oliveri remata: “Hoy por hoy nos guste o no, así se está hablando en la calle y así entran estas palabras a nuestros hogares. La televisión e Internet son los principales maestros que están educando a nuestros jóvenes. Antes un chico que se la pasaba jugando en la calle y era travieso le decían los adultos como insulto que eran hijos de la calle. Hoy antes de ser hijos de la calle son hijos de la televisión e Internet.”
Él plantea una actitud muy pasiva del hablante, como si escucháramos “flashear” en televisión y lo repitiéramos, y así con otros términos. Los hablantes reinventamos, redefinimos, modificamos los sentidos. El viejo esquema de emisor activo y receptor pasivo ya se superó hace tiempo.
Teniendo en cuenta que el autor es un académico de número de la Academia Porteña del Lunfardo, me pregunto sobre el curso de las investigaciones actuales, y, honestamente, le agradezco a Oliveri porque esta lectura me alerta sobre la necesidad de otras miradas, no condenatorias sino reflexivas, por parte  de personas que nos comunicamos más allá de la lista de términos que nos propone la Real Academia.

martes, 11 de octubre de 2011

CANTA EL CORAZÓN RESENTIDO DE HUGO “PECHE” ESTÉVEZ

Y yo…
que siempre fui de escupir el asado al patrón
les canto un tango
y muevo mis pies como me dicta el corazón
y no la radio
ni una multinacional
ni la televisión
ni la puta madre que los parió
les canto un tango.

Porque soy el resentido
soy la historia prohibida.
    (fragmento de “El resentido”, de Hugo “Peche” Estévez)

Desde el miércoles pasado, 5 de octubre,  vienen lloviendo noticias sobre la muerte de Steve Jobs. Sólo 4 días antes, el sábado 1, fallecía Hugo “Peche” Estévez, cantante y letrista de la Buenos Aires Negro. Unos poquitos artículos que apenas circularon difundieron la noticia. Y mientras millones de personas se lamentan por la desaparición del creador del I Phone que les cambió la vida, yo aprovecho para detenerme en este personaje de verdades incómodas, Peche.
Cansada de que la mayoría de gente me diga que el tango en general nunca se ha comprometido ni política ni socialmente, inmediatamente tarareo historias como la de “Romina”, un travesti reina del carnaval murguero, con la dosis exacta de angustia y ternura:
“En la cama ella no quiere espejos,
prefiere soñar”
Y “Tango loco”, que viene a revolear cachetadas que necesitamos recibir:
“Largá el charol y el peluquín,
Sacate el lengue que hace calor”

Alguien lo tenía que decir, le incomode a quien le incomode la saliva en el asado.

jueves, 6 de octubre de 2011

CAPÍTULO TERCERO: EL CORAZÓN CULPABLE con “ARACA, CORAZÓN”, de Alberto Vacarezza y Enrique Delfino, canta Julio Sosa

El tipo le habla a su corazón. No, mejor dicho, le chamuya a su corazón, que es mucho más poderoso. Le pide que se calle. Pero la pregunta es ¿Qué se calle qué? Nunca se deja en evidencia qué es lo que está diciéndole su corazón. Lo que sí sabemos es que el corazón se hace el loco, genial imagen, bien teatral, propio de un autor de sainete como Vacarezza.
Vamos a analizar la historia: ni bien este punga deja la cárcel (a la que había caído por culpa de ella), la mata y vuelve a la prisión. Es decir, qué le importa la cárcel si su libertad en realidad es tener a ella a su lado. Y el único alivio que le queda es cantar este tango, desde la celda.
Es una obra del ’27. No hay antecedentes de diálogo entre corazón y protagonista. ¡Qué bueno que existan los visionarios!

SEGUNDA ENTREGA de la SEMANA CARDIOLÓGICA TANGUERA: “NO QUIERO OTRO”

Pasen y vean: un laberinto con corazones multicolores, vudúes, aplastados, en sombras, que rocían perfume, que se esfuman. 

Hoy:
“NO QUIERO OTRO”, de Horacio Ferrer y Ástor Piazzolla, canta Amelita Baltar
¿Existe un ejemplo más perfecto de íntima relación entre alguien y su corazón? Complicidad, contradicciones, la fatalidad de la despedida. La idea del corazón como un ente independiente de uno (“Tuvo luchas misteriosas/ que jamás habló conmigo”), y al mismo tiempo la imposibilidad de reemplazar ese espacio vacío.
El poeta le da voz a su propio corazón; la única palabra que pronuncia es “chau”, tan simple y fatal como “chau”, y una vez más, la genialidad de Ferrer de no haber elegido “adiós”, por ejemplo. Creo que siempre encuentra ese punto exacto de no forzar el lenguaje y aportar del más profundo contenido filosófico.
El poeta escribe su propio discurso fúnebre, y resalta el compromiso que exige la existencia:
“que he vivido solamente,
cada vez que le hice caso”
Creo que el corazón no está planteado como sinónimo de sentimientos vs la cabeza como representante de lo racional. Pareciera que es un complejo de intuición, decisiones, humores. Y la falta de diplomacia y el hecho de ser incorrecto políticamente lo humaniza.
“Mal con dios y con el diablo
se me queda al fin de cuentas;
pero queda, así lo creo,
mano a mano con el hombre.”
Horacio Ferrer siempre va un paso más allá, trasciende las representaciones convencionales del corazón y habla de arterias, electrocardiogramas, venas. Lo hace visualizable, real, le da voz y libertad de decisión.
Pero por sobre todas las cosas, el corazón desea: “Que el quería dedicarse/ por entero a ser asfalto”. Y es el deseo y es la calle lo que posibilita otros futuros. 

martes, 4 de octubre de 2011

DESAFÍO DE LA SEMANA: CARDIOLOGÍA TANGUERA

Voy a proponer día a día, durante una semana, tangos delirantes acerca del corazón: muuuuuuuy lejos del romanticismo barato, más cerca de una vidriera estrafalaria de historias que se cuentan al oído.


EL LUNFARDO Y LA TERNURA: “ESTE CUORE”, de Julián Centeya
Daniel Melingo interpreta magistralmente esta joya de Julián Centeya.
El tipo reniega de su cuore, pero al mismo tiempo su tono es de una ternura tal que queda claro que no hay otro corazón en el universo que le calce mejor que el suyo.
Cuando dice “No me sirve siquiera como un pucho”, -en apariencia un reproche-, en realidad provoca alivio saber que su corazón no es tan perfecto, que puede ser miserable. En la medida que exista esa posibilidad, vivir resulta un poco menos pesado.
En definitiva, el valor está en la diferencia: se habla de ESTE cuore, y no de cualquiera. Éste que me tocó a mí, “el bagayo que ligué en la repartija”, y que me hace sentir como siento porque “se regala de gil para el consuelo”.
Nada es tan grave como pareciera, sino no diría que “Dios estaba de apoliyo” cuando le dieron ese cuore a él; es decir, cuando se hace presente el humor (característica constitutiva del tango) todo toma otro sentido, relativizando cualquier suposición de culebrón venezolano.
En general, el lunfardo se asocia al tipo reo, frío. Yo creo que el lunfardo y la ternura guardan un profundo vínculo implícito. Y si no, escuchen de nuevo este tema.