Y yo…
que siempre fui de escupir el asado al patrón
les canto un tango
y muevo mis pies como me dicta el corazón
y no la radio
ni una multinacional
ni la televisión
ni la puta madre que los parió
les canto un tango.
Porque soy el resentido
soy la historia prohibida.
que siempre fui de escupir el asado al patrón
les canto un tango
y muevo mis pies como me dicta el corazón
y no la radio
ni una multinacional
ni la televisión
ni la puta madre que los parió
les canto un tango.
Porque soy el resentido
soy la historia prohibida.
(fragmento de “El resentido”, de Hugo “Peche” Estévez)
Desde el miércoles pasado, 5 de octubre, vienen lloviendo noticias sobre la muerte de Steve Jobs. Sólo 4 días antes, el sábado 1, fallecía Hugo “Peche” Estévez, cantante y letrista de la Buenos Aires Negro. Unos poquitos artículos que apenas circularon difundieron la noticia. Y mientras millones de personas se lamentan por la desaparición del creador del I Phone que les cambió la vida, yo aprovecho para detenerme en este personaje de verdades incómodas, Peche.
Cansada de que la mayoría de gente me diga que el tango en general nunca se ha comprometido ni política ni socialmente, inmediatamente tarareo historias como la de “Romina”, un travesti reina del carnaval murguero, con la dosis exacta de angustia y ternura:
“En la cama ella no quiere espejos,
prefiere soñar”
Y “Tango loco”, que viene a revolear cachetadas que necesitamos recibir:
“Largá el charol y el peluquín,
Sacate el lengue que hace calor”
Alguien lo tenía que decir, le incomode a quien le incomode la saliva en el asado.
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